Microorganismos, intestino y salud

microorganismos

Nuestra salud se fragua en el intestino, como bien formulaba Hipócrates de Cos (460-360 a.C), médico griego considerado uno de los padres de la Medicina: «Toda enfermedad empieza en el intestino».

La intuición de Hipócrates no iba desencaminada. Nuestro tracto intestinal alberga aproximadamente 100 billones de microorganismos, lo que se conoce en su conjunto como microbiota intestinal. Estos microorganismos, que incluyen bacterias, hongos, arqueas, virus y protozoos, conviven en simbiosis con nuestro cuerpo y juegan un papel determinante en el mantenimiento de nuestra salud. Hoy sabemos que los desórdenes de la microbiota están asociados a alteraciones inmunológicas, endocrinas, neurológicas y metabólicas.

Todo lo que la microbiota hace por nosotros

La microbiota intestinal cumple diversas funciones importantes en nuestro cuerpo:
Todo ello convierte a la microbiota en una pieza central para nuestra salud.

Microbiota diversa: una microbiota sana

Hoy sabemos que no existe un solo patrón de microbiota normal, pero los principales indicadores de una microbiota sana son su riqueza (cantidad de microorganismos) y su biodiversidad (cantidad de especies). Para comprender el porqué de la variabilidad entre unas personas y otras es esencial reseñar que la microbiota intestinal se trata de un sistema dinámico. Durante toda nuestra vida, la microbiota va cambiando y van apareciendo pequeñas alteraciones debidas a nuestra alimentación, estilo de vida, estrés, consumo de fármacos, etc. Cuando estas alteraciones se van acumulando, puede ser el caldo de cultivo para que se genere una disbiosis intestinal, es decir, una alteración del equilibrio del ecosistema intestinal y que aumente el riesgo de enfermedades asociadas.

En muchas ocasiones, la pérdida del equilibrio de la microbiota intestinal va acompañada de síntomas a nivel digestivo: hinchazón, gases, diarreas, estreñimiento, acidez, reflujo, etc. Sin embargo, en otros muchos casos el desajuste se manifiesta en otros órganos o sistemas produciendo dolor de cabeza, problemas de piel, infecciones urinarias o vaginales, dolores articulares o alergias. Por eso es fundamental mantener el equilibrio de nuestros microorganismos intestinales.

La microbiota intestinal se alimenta de lo que nosotros comemos, y esto es lo que determina en gran parte su diversidad, composición, distribución y actividad. Pero no podemos olvidar que una única intervención no va a ser suficiente para solucionar una disbiosis, sino que se debe realizar una estrategia global que tenga en cuenta todos los factores que han llevado a la disbiosis para corregirla de forma progresiva e individualizada.
El mundo microbiano que vive en nuestra tripa sigue siendo objeto de estudio y aunque aún nos queda mucho por aprender, está claro que son imprescindibles compañeros en el viaje de la salud.

Referencias bibliográficas:

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