Abordando la salud desde la nutrición funcional

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La salud es un concepto amplio que va más allá de la mera ausencia de enfermedad. Es un estado de bienestar físico, mental y emocional que depende de la interacción armoniosa de diversos factores, incluyendo la alimentación, el estilo de vida, el entorno y la genética. Este planteamiento nos invita a considerar que la salud no es simplemente un estado, sino un proceso dinámico que requiere equilibrio y armonía en todos los aspectos de nuestra vida.

Para alcanzar y mantener este equilibrio, es esencial entender que nuestro cuerpo es una red interconectada donde cada sistema y órgano influye en los demás. Por ejemplo, el intestino y el cerebro mantienen una comunicación constante mediante hormonas, neurotransmisores y el nervio vago. Un desequilibrio en un área puede afectar a todo el organismo y es aquí donde la nutrición se presenta como una poderosa herramienta para corregir dicho desbalance. Cada vez que comemos es una oportunidad para nutrir nuestro cuerpo y sanar desde dentro.

¿Qué es la nutrición funcional?

El abordaje integral de la salud y de la nutrición en particular, ha ganado popularidad en los últimos años debido a un sistema sanitario cada vez más especializado en “partes” del cuerpo. Una unidad fragmentada la podemos analizar con más precisión, pero a su vez más nos alejamos de ver lo que realmente pasa en el organismo. Por mucho que queramos fragmentar, el aspecto físico, mental y emotivo son inseparables y están íntimamente relacionados.

La nutrición funcional o integrativa es una rama de la medicina integrativa, que se basa en la comprensión de nuestro cuerpo como un ecosistema, donde se exploran las complejas interacciones entre la bioquímica, la fisiología, y el contexto psicoemocional de la persona. Se centra en comprender a la persona como un todo, integrando el conocimiento científico de la nutrición con otros aspectos de la salud y el bienestar.

Este enfoque holístico busca no solo tratar los síntomas, sino también identificar el origen del desequilibrio (metabólico, intestinal, hormonal, inmune…) para poder ir a la causa y focalizarse en el restablecimiento de la salud desde la raíz.

Un plan de alimentación con un enfoque integrativo no se limita a seguir una dieta equilibrada, sino que busca alcanzar el equilibrio a través de la alimentación. Los alimentos que consumimos no solo proporcionan energía y nutrientes esenciales para las funciones corporales, sino que también impactan profundamente en la microbiota intestinal, el sistema inmunológico, los niveles de energía y el estado de ánimo. El objetivo es hacer elecciones alimentarias acordes a nuestra condición individual y diseño biológico, acercándonos lo máximo posible a un estado de salud óptimo, todo ello en el marco de un estilo de vida que incorpore descanso adecuado, movimiento diario y sincronización de los ritmos circadianos.

La nutrición tiene el potencial de transformar nuestra comprensión de la salud y de abrir nuevas estrategias terapéuticas para una vida más saludable y equilibrada. Su importancia ha sido reconocida en diversas culturas a lo largo de la historia. Uno de los primeros en subrayar esta conexión fue Hipócrates, el padre de la medicina, quien nos dejó una poderosa reflexión: «Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento».